Tras la aprobación acelerada de la nueva Ley de Aguas en ambas cámaras, el Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano fija postura: no están conformes. Baltazar Valdés reconoce que cerca del 60% de sus propuestas fueron incorporadas, pero advierte que 40% sigue pendiente y que la ley mantiene “imprecisiones y ambigüedades” que podrían afectar directamente a los productores agrícolas. Los bloqueos se levantaron anoche tras una reunión con el director de Conagua, quien abrió la puerta a que el Frente participe en la elaboración del reglamento, etapa que —afirman— será crucial para corregir lo que la ley dejó sin resolver.
Valdés lamenta que no se cumplieran acuerdos previos con Morena y asegura que el movimiento campesino nunca esperó realmente ser escuchado por el partido oficial, pero que aun así intentaron conseguir ajustes de última hora. Afirma que Adán Augusto López finalmente no los recibió, pese a que tenían programado plantear dos reservas adicionales. La oposición —PRI, PAN, MC—, dice, estuvo más cercana a sus preocupaciones que el bloque oficialista, aunque reconoce que su capacidad de influencia era limitada.
La reflexión más dura llega al evaluar al presidente López Obrador. Valdés asegura que el campo confió en él, convencido por sus promesas de campaña, pero que “fue un error” porque “ya como presidente falló totalmente”. Acusa que la política hídrica y agrícola continúa subordinada a intereses corporativos internacionales. La próxima semana iniciarán mesas de trabajo con SADER para impulsar un nuevo modelo agrícola que considere la producción de alimentos como “un interés nacional y no un negocio especulativo”.
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